Cuando exponemos al niño a los alimentos sólidos debiéramos respetar su derecho a probar los alimentos tal cual son. Cuando al alimentar al niño proyectamos nuestro propios gustos y preferencias estamos ignorando ese derecho. Por ejemplo la primera vez que le damos a probar una papa a un niño puede ser que la rechace. Esto no significa que la papa no sea suficientemente dulce o salada. Hay innumerables razones por las cuales un chico la rechace las primeras veces. Diferentes alimentos tienen diferentes texturas, temperaturas, olores, etc.
El hecho de que a nosotros nos gusten las papas condimentadas de una forma especifica no nos da derecho a privar al niño a que conozca el sabor natural e imponer nuestros gustos. Lo mismo pasa con el azúcar.
En ocasiones cuando el niño expresa claramente que ya terminó de come los padres ignoran el mensaje del niño y deciden agregar sal o azúcar con el objeto de que el niño coma la cantidad que ellos consideran que el niño debe comer.
Los alimentos apropiados para las diferentes etapas de desarrollo deben presentarse clara y honestamente, llamando los alimentos por el nombre que tiene, sin esconder los ingredientes “para que se lo coma sin darse cuenta” ignorando el derecho de los niño, de saber qué es exactamente lo que están comiendo estamos subestimando su inteligencia y no estamos siendo honestos.
Ser alimentados es un derecho que todos los niños tienen. Cuando la comida se usa como premio o retribución a cambio de una especifica conducta de parte del niño, o como distracción al enfrentar una situación difícil ” no llores, quieres un dulce?”se distorsiona todo el significado de la alimentación.. La comida es para alimentarse y alimentar a un niño merece toda nuestra atención y dedicación.
Como cualquier otra interacción entre los padres y el niño comer requiere poner atención. A la hora de alimentar a un niño observar sus necesidades y dedicarle tiempo es muy importante. Cuando se usa una cuchara, debemos esperar a que el niño este listo y nos lo diga abriendo la boca. Tratar de distraerlo para meterle la cuchara porque nosotros consideramos que tiene que comer, es impositivo y desconsiderado
La seguridad es otro factor que se debe tener muy presente, por ejemplo con la temperatura de los alimentos, antes de servirle la comida es aconsejable probar la temperatura dejando caer una pequeña cantidad de esta en nuestra mano, y explicarle al niño lo que estamos haciendo. Es muy probable que el también quiera hacer lo mismo.
Enseñando a un niño cómo comer implica observarlo atentamente para entender sus preferencias y respetar el tiempo que necesita para procesar la información.
La continua interacción durante las comidas diarias da la oportunidad de manifestar respeto, crea una especial conexión y da información real basada en honestidad y respeto.
Cuando a los niños se les presenta los alimentos en forma normal sin imponer nuestras preferencias personales estamos educándolos a hacer sus propias decisiones y al mismo tiempo creando buenos hábitos de comida.
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